ECUADOR CRECERA 3.6% EN 2025 Y 2.0% EN 2026

QUITO (Agencia ANE)._  El FMI vaticina que Ecuador crecerá un 3.6 por ciento al terminar el año y que sufrirá un decrecimiento del 2.0 por ciento en el año 2026.

Este vaticionio está acompañado  de un análisis  que, a nivel latinoamericano, ha efectuado Rodrigo Valdés, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI. Se proyecta que el crecimiento  en América Latina y el Caribe,se mantenga estable en 2,4 por ciento para 2025 y se desacelere moderadamente el próximo año. Los países de la Región  han capeado relativamente bien las recientes incertidumbres mundiales, dice Valdes.

Para el funcionario la estabilización de los precios de las materias primas, la relajación de las condiciones financieras y la resistencia de las exportaciones, han ayudado a mantener la solidez de los mercados laborales y el consumo privado. Muchos países se han beneficiado de una baja exposición comercial a los EE. UU. y aranceles más bajos en comparación con otras economías emergentes,asegura. Sin embargo, anota, la calibración de la política macroeconómica sigue siendo un desafío. Si bien se espera que las posiciones fiscales se fortalezcan, los retrasos en la consolidación fiscal son evidentes, y el aumento de los coeficientes de deuda pública plantea riesgos.

Valdés recomienda a   los países  que refuercen los marcos de políticas, reconstruyan su capacidad de gasto en caso de necesidad y fomenten las oportunidades de crecimiento. «Como dice el refrán, los países pueden no controlar los vientos, pero pueden ajustar sus velas», dijo.

Según el FMI  el crecimiento en América Latina y el Caribe se mantendrá estable en 2025 y se moderará ligeramente el próximo año. La convergencia de la inflación hacia las metas continúa, aunque a un ritmo más lento. El continuo aumento de la deuda pública subraya la necesidad de consolidación fiscal. Si bien las reformas anteriores han garantizado la estabilidad de precios y han ayudado a anclar las expectativas de inflación, la reducción de la deuda pública y las mejoras en las orientaciones fiscales pueden ayudar a la política monetaria a alcanzar las metas de inflación. Abordar la baja productividad a través de reformas estructurales específicas es esencial para mejorar el dinamismo empresarial e impulsar el crecimiento.

El próximo año  el crecimiento se vería afectado   por las diferentes exposiciones al comercio, las remesas, las materias primas y los mercados mundiales de capital.   El aumento sostenido de la deuda pública subraya la necesidad de una consolidación fiscal, lo que a su vez apoyaría la implementación de la política monetaria. Es esencial contar con marcos de política sólidos, respaldados por la independencia del banco central y una política fiscal basada en reglas. En medio de las mediocres perspectivas de crecimiento a largo plazo, las reformas estructurales siguen siendo cruciales para impulsar la productividad, mejorar el entorno empresarial y aprovechar las oportunidades para una mayor integración comercial, incluso dentro de la región.

El análisis  del FMI  señala  que la baja productividad ha pesado sobre el crecimiento de América Latina en las últimas décadas, en parte atribuible a la persistente mala asignación de recursos y al lento crecimiento de la productividad entre las empresas, lo que limita la capacidad de la región para fomentar el crecimiento. Abordar estos desafíos requiere reformas dirigidas a las fricciones centrales, incluidas las regulaciones basadas en el tamaño, las restricciones financieras y la competencia limitada en el mercado.  

A principios de la década de 2000, los países de América Latina y el Caribe habían logrado la estabilidad de precios respaldada por reformas radicales que mejoraron la independencia del banco central y fortalecieron los marcos de política monetaria. Estos avances ayudaron a anclar las expectativas de inflación y permitieron una transmisión monetaria efectiva. Sin embargo, los marcos y las políticas fiscales plantean desafíos, particularmente asociados con los altos niveles de deuda y los costos de los intereses, que pueden amplificar el impacto fiscal de la política monetaria y dificultar la transmisión de la política monetaria.

Para salvaguardar la estabilidad de precios, los países de la región deben centrarse en avanzar en la consolidación fiscal, mejorar los marcos de política fiscal y continuar las reformas para fortalecer aún más la independencia del banco central.

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