
DIARIO EXPRESO DE GUAYAQUIL 1987
Por Javier Simancas C.
El hombre que hasta el 29 de enero de 1984 inspiraba odio y envidia y que tuvo que no «asomar» durante la campaña de la segunda vuelta electoral, es quien ahora aparece agradable y aceptable para la oposición política al régimen del Presidente Febres Cordero y que con juicio sereno analiza las causas para la desunión nacional y quien acepta que parte de la culpa la tienen el propio Gobierno, por autoritario.
El Vicepresidente fue entrevistado en su despacho, no sobre lo de siempre, deuda externa, plan de desarrollo, baja de precios del petróleo, ni tampoco sobre él “dime y el direte” de los unos y los otros como se está siendo costumbre.Aceptó más bien hablar de sus realizaciones, de su cumpleaños que lo celebrará hoy con su familia y con los pocos amigos que dice tener, y sobre lo que ha significado llegar a la Vicepresidencia, sentir el poder de gobernar y ser uno de los pocos ecuatorianos que está realizado plenamente.
No se lo que es el poder, sostiene, cuando habla de ello y de sus interinazgos, de su voto por el Sí, sin embargo de haber estado en contra del plebiscito; de las discrepancias con quien fue su compañero de fórmula electoral. No tengo amigos y aprendí a olvidar, sostiene.
NI BELIGERANCIA EXTREMA NI AUTORITARISMO
El doctor Blasco Peñaherrera no se siente todavía decepcionado como lo están los ecuatorianos de tanta pugna y división interna, porque todavía estamos a tiempo de rectificar los comportamientos, según dice.
Igualmente sostiene que una virtud de los ecuatorianos es su resignación: acepta la subida de tarifas, el deterioro de los servicios o esto o aquello. También desde luego es un defecto, pero más virtud porque no se llega a climas de violencia.
En la entrevista concedida a este diario, luego de que la primera no pudo realizarse, porque coincidió con los actos subversivos del 16 de enero en Taura, el segundo más alto funcionario del Estado, se abre sobre temas totalmente distintos a los que horas antes habían sido abordados por otros colegas que, en sucesivas reuniones, se habían encontrado con el doctor Peñaherrera.
Con su voz lenta y educada, de profesor universitario va respondiendo cada una de los interrogantes ágil y prudentemente. En algunos momentos incluso se muestra intranquilo. Es su temperamento, especialmente cuando afirma que se opuso o estuvo en contra de la consulta popular y que sin embargo de ello votó por Sí.
Negó que en sus tiempos de universitario haya quemado muñecos con la figura del doctor Velasco o que haya quemado banderas norteamericanas. En fin, se abre el hombre, diferente a aquel que se presentó en la campaña electoral y ahora incluso es elogiado por sus adversarios que han dejado de utilizar el vocabulario duro en su contra y de insultarlo, especialmente después de los peligros que vivió la democracia en enero.
Es un hombre satisfecho que no tiene enemigos, que está realizado, que no es rico, es un hombre en plenitud, según sus propias afirmaciones.No creo que me corresponda plantear un proyecto concreto para la unidad nacional, porque no hay que olvidar que estoy en funciones de Vicepresidente de la República y que lo único que puedo es opinar.
Opinando, la base sería aquella que en alguna medida está establecida, la de que se entienda la democracia como un sistema forzosamente de mutuas y recíprocas concesiones, de recíprocos renunciamientos.Entonces, sí hablamos de la oposición tenemos que decir que ésta renuncie a actitudes de beligerancia extrema, de enfrentamientos sistemáticos. Y si hablamos de Gobierno que renuncie a imposiciones, si se quiere, autoritarias o desmesuradas.
En algunos instantes el Gobierno tuvo que ser autoritario, por el bloqueo sistemático de la oposición congresil que habría conducido a una crisis mucho más grave que las que se dieron. Por ejemplo si se hacía realidad el objetivo que enunció un líder de la oposición que dijo que gobernaremos desde el Congreso, lo cual es un disparate, porque en los sistemas parlamentarios no se gobierna desde el Congreso. Gobierna el Ejecutivo, esa es su responsabilidad, de lo contrario es anarquía.
Esto no hay que perder de vista no para este Gobierno que está en la etapa final, sino para el futuro, porque si se repiten esas actitudes, la solución ya no será la que se dio, sino la peor.
No me siento todavía decepcionado. Soy sincero porque no es ésta la primera ocasión en el país en que se vive un clima de falta de unidad. Más bien el clima de ahora, pese a todo, es mucho mejor que el que se vivió en varias crisis anteriores del país, en que se puso en grave riesgo la unidad nacional, la estabilidad, la existencia misma de la nación.
Todavía estamos a tiempo para rectificar ciertos comportamientos, ciertas actitudes, y sobre todo una. La tendencia a involucrar las cuestiones de carácter político o intereses de carácter regional con intereses de carácter político. Eso podría ser definitivamente fatal para el país. Todo lo demás, la discusión en el plano ideológico, personal, etc. no creo que llegue a mayores niveles.
El otro día una señora diplomática me decía, que encuentra que es un grave defecto del ecuatoriano su conformidad, que nos resignamos. Nos suben las tarifas, nos deterioran los servicios, para esto, pasa el otro y nos resignamos. Yo creo que es un defecto en cierta medida, pero es una gran virtud en otra medida, ya que no se llega a climas de violencia, de enfrentamiento como en otras partes.
FRICCIONES NO.. DISCREPANCIAS SÍ
Fricciones con el Presidente no, discrepancias sí y de éstas uno se reconcilia, porque éstas simplemente significan diferencias de opinión, no implican, de ninguna manera, enfrentamientos o algo parecido.
Han sido pocas, especialmente sobre algunos proyectos o decisiones que se han tomado en el campo administrativo y político, pero no muy importantes.
En el aspecto político únicamente en relación con el famoso plebiscito o famosa consulta. Es verdad que yo no estuve de acuerdo con la consulta por razones lógicas de creer que frente al tema o más bien dicho, frente a la pregunta planteada el Presidente no iba a tener el respaldo ni siquiera de su propio partido, porque a todos los partidos, a todas las directivas les interesaba mantener el sistema actual, aún cuando ese sistema fuera como es, absolutamente inconveniente para la democracia y para la misma institucionalidad republicana y el creer que se iba a tergiversar, como efecto se tergiversó, el enfoque de un tema constitucional jurídico a un planteamiento político.
Su respuesta fue seguir adelante. Estaba en su legítimo derecho y se negó a la suspensión. Ahora por qué razón diría yo fue el resultado más negativo, porque dio una apariencia de derrota a la elección del primero de junio, cuando en realidad se produjo un indiscutible triunfo del Ejecutivo. Jamás un Presidente a mediados de un período obtuvo una votación tan alta como la que tuvo el Gobierno actual o el ingeniero Febres Cordero. Los partidos básicos identificados con el Gobierno, el Social Cristianismo y el liberal duplicaron su votación en las elecciones.
Yo voté, a ver… a ver por quién voté. En algunos casos me falla la memoria.Bueno yo voté categóricamente por el Sí por solidaridad y defendí el plebiscito en los últimos días, cuando nadie asomaba en la palestra para hacerlo, a pesar de lo que se sabía que iba a pasar.
Estuve y estoy de acuerdo con la necesidad de que se reforme el régimen de partidos porque es inconveniente para la democracia.
Fricciones con el CONADE, tampoco porque el Presidente es el que mayor acogida ha dado a las iniciativas del CONADE y a sus propuestas. Ha respaldado de manera más franca a la planificación como sistema.
ES TAN POCO EL PODER Y NO SE LO QUE ES: HE APRENDIDO A OLVIDAR
Pienso que he tenido mucha suerte en mi vida, que he obtenido profundas y grandes satisfacciones en ella de toda índole. Sobre todo de haber hecho un hogar, una familia maravillosa, de haber logrado realizar en gran medida mis aspiraciones, mis anhelos, no en el orden material. Creo que soy un hombre realizado, un hombre que está en paz con mi conciencia que no tiene urgencias, ni vehemencias y que puedo empezar una nueva etapa creadora de otra naturaleza.
Soy espiritualmente rico, económicamente no creo que lo sea, porque lo que ahora significa ser rico está fuera de mis posibilidades.
Yo creo que entre mis mejores logros de esta tan importante etapa de mi vida es que he aprendido a olvidar. Creo además que nunca he tenido un enemigo como tal y menos los políticos, porque la lucha política jamás debe plantearse en el plano de lo personal, sino en el plano de las discrepancias de ideas y hasta de intereses políticos, pero nunca llegar al nivel de lo personal. Yo no siento a ningún dirigente político como enemigo personal mío, no lo he sentido nunca y hoy menos que nunca.
Todavía no se lo que es el Poder. Cuando tuve que asumir la Presidencia de la República interinamente por primera vez, un muy apreciado amigo mío Vicente Burneo me hizo una entrevista especial y me dijo “quiero ver sentado en el sillón presidencial por primera vez a un liberal desde el año de 1944”. Yo pensé que era un muy buen chiste.
Significa tan poco el Poder y le cuento una anécdota de un personaje que para mí tiene una significación enorme en la vida, el doctor Velasco Ibarra. Refiere él en una entrevista que le concedió a Pablo Cubi que cuando concluyó la fiesta que el doctor Acosta Soberón organizó después de la posesión de la Presidencia del año 34, se sentó en su cama y mirando el cielo raso dijo: “y en esto consiste ser Presidente”.
No me fascina ni me seduce el Poder, sinceramente no y pienso como el doctor Velasco.
Me repugna el predominio de la falsedad en la relación humana. Soy un hombre muy directo, muy franco, profundamente leal y por lo mismo mis amistades son pocas, en el sentido de que no he buscado muchos amigos, pero sí profundamente sinceras e invariables. En el campo político la relación casi comercial, un poco epidérmica, muchas veces falsa, eso es lo que me repugna, como relación personal. Repugna el cambio de actitudes de la gente, pero eso es inevitable. Esa es la naturaleza humana y así tiene uno que entenderla. No puedo ponerme en un plano ascético monarcal, porque sería ridículo.
El que se dedica a la política tiene que hacer lo que decía e Dr. Eduardo Salazar Gómez, hacer lo que hace el boxeador en el ring.
Soy inofensivo.
Lo que más me gusta, es un disparate, a lo mejor es hasta petulante, me gusta leer.
LA INMORALIDAD PÚBLICA ES PROBLEMA DE CONDUCTA SOCIAL: MAL SIN REMEDIO
Yo estoy llevando adelante, con relativo éxito, un programa que tiene incidencia práctica para reducir la tendencia a la inmoralidad administrativa. El programa de desburocratización que significa eliminar posibilidades de cohecho, extorsión. Es un modesto aporte a ese gran objetivo y no está en mis funciones y responsabilidades llegar a más en el campo de la lucha contra la corrupción.
El problema de la inmoralidad administrativa es de tal magnitud que no puede responsabilizarse del mismo a ningún gobierno, a ningún gobernante, a ningún funcionario. Es un problema de conducta general social, mientras las gentes pretendan enriquecerse de la noche a la mañana sin esfuerzo, la inmoralidad administrativa será un mal inevitable. Por lo mismo, siendo un problema de esa magnitud es responsabilidad de todos, de los periodistas, sacerdotes, políticos, futbolistas, de los árbitros, de todos, de los compradores, vendedores, es responsabilidad de todos.
Es de una magnitud exageradamente grande y por lo mismo se lo tiene que combatir con medidas de todo orden, inclusive las modestas medidas de desburocratización a las que hago referencia antes.
LO DE TAURA TUVO DE TODO, LA CRISIS DE HA SUPERADO
Al Vicepresidente no le corresponde tomar ninguna iniciativa para superar las fricciones internas del Gobierno, entre Fuerzas Armadas y entre éstas y los civiles. El Vicepresidente está haciendo sus obligaciones de todos los días, sus obligaciones legales y nada más.
La crisis después de 16 de enero ha sido superada. Las Fuerzas Armadas han ratificado su respaldo al sistema constitucional y a la autoridad del Presidente. Han ratificado a los altos mandos y la propia oposición ha admitido estos hecho. Creo que el asunto está completo.
Lo ocurrido en Taura tuvo de todo. Político en la medida en que los actos de marzo de 1986 fueron políticos además de ser castrenses. Hubo derivaciones políticas, pero en el fondo, lo que se ha dicho, una reacción emocional, más bien de solidaridad personal de los sublevados o amotinados con el General Vargas
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Articulo muy interesante
Gracias por el comentario . Atte. Supervicion